sábado, 16 de diciembre de 2006

Yo también escribo sobre Pinochet, señores.

Las salidas y el flojeo de las vacaciones me han hecho dejar bastante de lado este blog, por lo que no comenté en su momento la muerte de Pinochet. Tal vez fuera mejor, para así escribir con la cabeza un poco más fría, sin las primeras impresiones sobre su misma muerte y, en especial, sobre la reacción de los chilenos.
Las reacciones me parecieron bastante fuertes, por ambos lados. En primer lugar, celebrar con tanta alegría una muerte, satirizar, reírse de la situación, tirar un ataúd encendido al Mapocho, no son poca cosa. Y la pena de los pinochetistas, la rabia y la violencia contra quienes no piensan como ellos, me impactaron más que las celebraciones, quizás porque no estamos acostumbrados a que ese sector se manifieste masivamente, quizás porque comparto más las ideas del “otro bando”.
Y aunque crea que Pinochet es una figura bastante aborrecible y la verdad es que su muerte no me entristece en lo más mínimo, intento ser objetiva en mis pensamientos.
Primero, está el tema de los honores de estado. Comparto plenamente el que no se los hayan dado y me parece que los pinochetistas deberían comprenderlo e incluso apoyar la idea. Si lo que querían era honrarlo, darle una ceremonia “digna”, con los honores de estado no se hubiese logrado. Las protestas de los antipinochetistas hubiesen sido mayores, los medios hubiesen condenado la decisión, y durante la ceremonia hubiese habido faltas de respeto bastante mayores que el que la gente celebre en otros puntos de la ciudad. Porque, a pesar de que entiendo que se molesten con las celebraciones, al menos no las hubo en o cerca de la Escuela Militar o del Hospital Militar, y en ese sentido se respetó bastante el sentir de quienes lamentaron la muerte de Pinochet.
Además, aunque está claro que Pinochet fue jefe de estado, no hay consenso sobre si fue o no presidente de Chile. El gobierno no puede pasar eso por alto y permitir los honores, y el sector que creía que Pinochet los merecía, debe ser lo suficientemente maduro para entender la figura polémica, por decir lo menos, que es Pinochet, y que lo que ellos creen puede ser absolutamente discutido por otras personas, así como ellos discuten las ideas de otros.
Y aquí pasamos al segundo tema; la intolerancia de los pinochetistas. Como dije, entiendo que se molesten con las celebraciones, pero también deben entender lo que significa esta muerte, todo lo que representa la figura de Pinochet, y el dolor de todos quienes sufrieron tantas injusticias durante el gobierno militar. Me impresionó ver a tantas personas en las noticias que decían que “su general” estaría feliz de ver cómo todo Chile lo despide con profunda pena. ¿Cómo pueden creer que “todo Chile” son las personas que, efectivamente, lo despidieron así? Y todos los que celebraban, ¿no son chilenos? Cómo puede ser que la extrema derecha aún conserve esa ceguera, esa mentalidad de anular a todos los que piensan diferente. Esas son las personas que, cuando tienen mucho poder, cometen aberraciones como ocurrió en la dictadura.
Otro tema que me llama enormemente la atención es la visión de ambos sectores de que esta muerte puede ser el primer paso a la reconciliación y la paz. ¿De qué reconciliación hablan, si al prender la tele, en todos los canales la pantalla estaba dividida en dos? Por un lado, mostraban las imágenes de la Escuela Militar, y por otro, las de Plaza Italia. Uf, qué reconciliados (imposible no mencionar que SIEMPRE mostraban a los pinochetistas a la izquierda de la pantalla y a los comunistas y gente en general que celebraba, a la derecha....).
Es cierto que la muerte de Pinochet es significativa, y de alguna forma trae un ambiente de mayor tranquilidad, pero no hablemos aún de reconciliación. Respecto a lo mismo, también escuché muchas veces en la tele a personas que decían que esto marcaba el fin de una etapa, que ahora venía el entendimiento, que no habría más batallas entre diferentes sectores ideológicos. Pero las batallas siguen. Judicialmente ya no puede hacerse nada contra Pinochet, eso está más que claro, pero las familias de los detenidos desaparecidos seguirán pidiendo justicia por un buen rato más. La “paz” que veremos será sólo porque la batalla judicial ya no será tan mediática. Si todo eso salía en las noticias era por las implicaciones de la figura de Pinochet, pero ahora los “pequeños casos” ya no llamarán tanto la atención. No importa. No por eso hay que dejar de luchar, no por eso hay que conformarse con la mediocridad de la justicia.
Si esta muerte significa “paz”, es en la medida en que nos hace ver que el tiempo ha pasado. Apenas me enteré de lo que pasó, además de sorprenderme un poco, sentí cierto alivio. Ahora las cosas están cayendo en manos nuestras, de la generación de los menores de 20, más o menos, que aunque no somos ajenos a la dictadura a pesar de no haberla vivido o de vivirla sólo durante los primeros años de nuestras vidas, es obvio que tenemos otra visión de ese periodo. Las diferencias seguirán, porque de todas formas estamos hablando de algo muy reciente en nuestra historia y no puedo ni imaginar lo fuerte que debe ser saber que nuestros abuelos, padres o tíos fueron torturados, asesinados o exiliados. Así mismo, hay muchos jóvenes que vienen de familias pinochetistas que toda su vida han escuchado las peores cosas del gobierno de Allende y que celebran la figura de Pinochet como un gran libertador en vez de dictador, y no pueden hacer menos que agradecerle el haberles enriquecido con las privatizaciones. Hay mucha gente que cree que todos los errores del gobierno militar se justifican en pos del progreso económico, y aunque no estoy para nada de acuerdo, no puedo hacer otra cosa que respetar su visión.
Pero a pesar de las diferencias ideológicas, de que no somos lejanos ni ajenos a la dictadura, somos otra generación, tenemos también otras ideas, y lo más importante, es que creo que está en nuestras manos desarrollar una mayor tolerancia. Está bien, pensamos diferente, pero no por eso vamos a sacarnos los ojos, o vamos a negar los problemas del Chile actual, que son los que deberían interesarnos y los que debemos intentar solucionar con el mayor consenso posible, en lugar de quedarnos pegados en el pasado. Ojalá podamos cambiar un poco la idea actual de política, acercarnos un poquito que sea a los griegos y rescatar esas concepciones sobre lo que es la política, y desligarla de lo económico (en la medida que se pueda) y de la pesada carga que lleva cada ideología, porque en los años que llevamos como república, tantas cosas que han ocurrido nos llevan a pensar en los partidos y las ideologías según su participación en acontecimientos pasados. No digo que comencemos de cero, pero sí somos capaces de hacer cosas nuevas, de limpiarnos un poco la cabeza y, de una vez, pensar en un bien común que va más allá que decir que lo bueno para la gente es pensar de esta forma o de esta otra.
No puedo dejar de mencionar que al ver las noticias, ví a los pinochetistas gritanto, como siempre, "(...) VIVA CHILE PI-NO-CHET", pero no puedo ni describir la risa que me dio cuando escuché que a eso agregaron "¿y la señora Lucia? TAMBIÉN!". Jajajajajajajajajajajajaja
Y por último, un videito para que vean una notable frase de Pinochet. No se la pierdan.

1 comentario:

Rafael M. dijo...

Primero, aunque mi opinión sobre Pinochet es diametralmente opuesta a la tuya, debo agradecer que al menos hayas escrito con la cabeza fría.

Dices que te impactaron más los pocos exaltados que hubo entre quienes lamentamos la muerte del ex Presidente... al parecer no tomas en cuenta que quienes "celebraron" destrozaron el centro y le dispararon a carabineros, dejando 43 de ellos heridos (dos de gravedad). No hay comparación posible entre unos y otros, así que no entiendo que para ti los "intolerantes" seamos quienes mayoritariamente nos comportamos en forma correcta.

Sobre los honores de Estado, si bien creo que se los merecía de sobra, concordé bastante con un mail en cadena que me llegó en que se afirmaba que mejor no. Decía: "¿Honores rendidos por el MIR, el MOP, CHILEDEPORTES, EFE...?"... Me dio tanta risa.

Algo que derechamente no me gustó de tu comentario fue la parte en que dices: "hay muchos jóvenes que vienen de familias pinochetistas que toda su vida han escuchado las peores cosas del gobierno de Allende y que celebran la figura de Pinochet como un gran libertador en vez de dictador, y no pueden hacer menos que agradecerle el haberles enriquecido con las privatizaciones". Perdona, pero es ridículo pensar que casi la mitad del país se haya beneficiado de esa forma, y aún así agradecen a Pinochet. Mi familia (no somos empresarios ni nada parecido) la pasó muy mal en la época de la recesión del 82. En estos días me tocó ver a mucha gente modesta frente al Hospital y la Escuela Militar, así que me parece muy prejuicioso de tu parte que pienses que todos quienes apoyan a Pinochet se "enriquecieron con las privatizaciones". Sería lo mismo que decir que quienes apoyaban a Allende eran todos extremistas (aunque un buen porcentaje sí lo era, y de hecho eso desencadenó el "11").

Finalmente, concuerdo contigo en que los más jóvenes tenemos que dejar atrás la dicotomía Sí-No y cambiar la forma de hacer política. Te agradezco una vez más por tu altura de miras.


P.D.: si te dio risa eso de "'¿y la señora Lucía?' '¡También!'", no te explico la que me dio a mí cuando agregaron "'¿Y tu hermana?' '¡También!'".