sábado, 3 de marzo de 2007

Películas del vulgo, segunda parte.

Hace un tiempo subí una entrada sobre esas tontas películas hollywoodenses a las que he aprendido a amar, pero sin darme cuenta terminé haciendo una lista de películas que, por intentar buscarles algo en común, y lejos de la idea original, podría decir que tienen grandes escenas con grandes canciones que pasaron a la historia.
Es que al hablar de películas (y libros también), me es difícil clasificar porque son tantas las que merecerían estar en una lista de mis favoritas. Es por eso que decidí hacer varias listas, que iré subiendo de a poco, pensadas bajo los más arbitrarios y antojadizos criterios, para poder nombrar las películas que quiera nombrar, y no las que deba, cosa tanto más aburrida y que se presta para que muchas se me queden en el tintero.
Hoy intentaré capturar la esencia de la lista anterior, para continuarla con aquellas películas que faltaron.
1. No es otra tonta película adolescente.
Para serle fiel a la idea original de las películas tontas, es imposible no incluir el clásico de clásicos, The breakfast club, conocida también como El club de los cinco. Pero seré sincera, para mí esta película no es tonta y tiene un valor incalculable. Además de una espectacular banda sonora que incluye el temón Don’t you forget about me, que me emociona cada vez que aparece por la radio, esta película es el resumen y la obra magna de los ochenta. Cinco estudiantes son castigados y deben pasar todo un sábado en una sala de clases, se conocen, se hacen amigos y hasta se enamoran. Hermoso. Para qué hablar de los protagonistas, las indiscutibles estrellas de la época que, junto a la guapa Demi Moore, formaron el mítico Brat Pack, un grupo de adolescentes actores que eran grito y plata, que lo tenían todo y se daban LA vida, reventándose hasta el hartazgo y viviendo en los más caros hoteles. Los ochentas no hubiesen sido ni la sombra de lo que fueron de no ser por la mítica colorina Molly Ringwald (nunca puedo recordar el apellido, gracias Google), y no se quedan atrás Emilio Estévez (qué puedo decir de EMILIO ESTÉVEZ) y Judd Nelson, oh Judd... Judd... que hace de esta película un clásico gracias a su personaje, el inolvidable rebelde Bender, que pasó a la historia con frases como “Eat my shorts” y “It will be anarchy!!”. Mención especial para Allison, la niña freak que tanto quiero.
Fue un real placer reencontrarme con esta película que vi tantas veces en La red durante mi infancia (típica película del 4, mientras en el 13 daban incansablemente “Querida, encogí a los niños” y “Mira quién habla” y en el 7 “Mi pobre angelito”), pero que injustamente había olvidado. Sólo sabía, cuando veía los comerciales, que yo había visto esa película porque las escenas “me sonaban”. Verla entera nuevamente y recordar cada detalle me hizo reencontrarme con una película que tomó un sitial importante en mis influencias audiovisuales, explicándome tantos otros gustos posteriores. Además, es lindo pensar por un rato que la high school gringa no es tan mierda, que los adolescentes pueden dejar de ser crueles entre ellos y hacerse grandes amigos a pesar de las diferencias (y aquí ya no hablo de zonas geográficas específicas) y que todos tenemos dentro a una freak, un cerebro, un atleta, una princesa y un criminal... un BREAKFAST CLUB !!!
2. ¿Chupa la callampa?
Y porque la lista anterior casi termina siendo explusivamente de musicales, y porque la lista anterior casi termina siendo una oda a Travolta, infaltable es el clásico de los clásicos (y éste si que es clásico de los clásicos)... GREAAASE. El que no ha visto esta película puede comenzar a dibujar una ele en su frente, y a reconocer su condición de aislado de la cultura pop y, simplemente, de la cultura.
No me importa lo que digan, a esta película yo también la amo, y simplemente no diré nada más, porque con ese movimiento pélvico que tiene Travolta y esas inolvidables canciones, las palabras sobran.
Grande Grease, grande grande grande grande, grandísima Grease. Con ustedes, una de las escenas más influyentes en nuestra memorabilia.


3. Make love, not war.
Continuando con la cultura pop, con la música y con las películas cuyo aporte cultural se ha puesto en duda, es imposible no mencionar Hair, un musical de Broadway que se adaptó magistralmente al cine. Está bien, sé que películas sobre la paz y la guerra (nótese cómo le hice al quite a la referencia tolstoiana) hay muchas, y que esas muchas seguramente entregan el mensaje de mejor manera que este desesperado intento de Broadway de integrarse al mundo en un momento en que todos estaban aburridos de los glamorosos musicales que parecían hechos a años y kilómetros de distancia de todo lo que pasaba en ese entonces. Pero qué importa, si igual la película es de esas que quedan en la cabeza, y uno igual se acuerda de que habla de Vietnam y amor y pash ashí shúper en la wena onda y amémonos hermanos jipis, y aunque en Chile no fuera tan conocida, igual no más que tiene canciones que forman parte de la memoria colectiva como Aquarious (sí, yo soy acuario, lo que de la un valor agregado) y Let de sun shine (si usted no ha visto la película y tiene intenciones de hacerlo, no haga click en este link, ya que lo condurcirá al video de la canción final, en el que podrá ver algo que, derechamente, le cagaría la película). Además, aunque no me gusta reconocerlo porque NO es planeado, no puedo negar que algo de jipi tengo, y no hay nada que me de más gusto que esta película con jipis de verdad, de los gringos, no como el chanterío de Piedra Roja, que cantan para que no les corten el pelo y porque aman la vida. Increíble Treat Williams (¡¡¡sí, el de Everwood!!! jajajajaja), aunque todos son tan adorables...

Con ustedes, una de mis canciones favoritas de la película :) (amo la bailá arriba de la mesa)


Y simplemente para no embalarme y terminar escribiendo toda la tarde (y quizás la noche), volveré a dejar de lado a taaaaantas películas que deberían estar aquí. Además, no quiero subir muchos videos de una sola vez. Eeeen fin, sólo me queda por decir... posteeeeea, posteeeeeeeeeeeeea.