domingo, 29 de octubre de 2006

Impresiones de una chica de ciudad

Para los que no lo sabían, me encanta la arquitectura. Nunca tanto como para haber pensado en estudiar esa carrera, ni para vivir frustrada por ni siquiera intentarlo, pero me encanta admirar notables construcciones, pensar en la distribución de la ciudad, imaginar proyectos que jamás se realizarán, etc, etc, etc. Es por eso que tengo varias ideas que creo podrían sustentar una entrada al blog, aunque no me pidan mucha cohesión.
1. Mi amada Ñuñoa: Comuna en la que vivo desde que nací, perfecta para crecer y tener hijos (en el intermedio pretendo dejar estos barrios para emigrar a providencia, el forestal [con qué plata jajajaja] o lo que estime su cariño), caracterizada por sus tranquilos y residenciales barrios, donde cada casa es reflejo del cariño de años de una familia. Qué enternecedor. Pero NOOOO, no todo es para siempre, y el clásico y hermoso paisaje ñuñoino está siendo salpicado por edificios. Después de protestas por parte de un grupo de amantes de esta comuna, se logró la prohibición de construcciones en altura POR UN AÑO, DIOSSANTO. De qué sirve esa medida, no sé. Es, simplemente, un insulto. Pero qué se puede hacer, hay que asumir que a la gente no se le puede pedir sentido común (no ha sido fácil asumirlo). Es horrible imaginar estas hermosas calles llenas de edificios, y para colmo sobrepobladas. No me hace ninguna gracia pensar que en un tiempo podría vivir entre bocinazos y que llegar a la puerta de mi casa será una odisea en la que tendré que recurrir a los codazos para pasar entre un mar de gente. Por qué rayos nadie se preocupa de hacer un proyecto para ñuñoa, construir sólo en algunos sectores destinados para eso en lugar de salpicar cemento por todos lados, o hacer edificios de no más de tres o cuatro pisos, de esos taaan lindos que tienen fachadas de casa.
2. Las intervenciones más feas posibles: la línea 4 del metro es cómoda, linda, shúper galáctica, y es agradable que tenga estaciones que pasan por afuera. Para el que va en el metro, obvio. Pero para toda la gente que vive en ese sector, no hay nada más feo (ni para los que todos los días pasan por ahí, obvio). Además de la espantosa contaminación acústica, el metro es como un tajo en el cielo, que para colmo segmenta la ciudad. Y todo porque cuando chicos veíamos los Supersónicos y nos quedamos con la idea de que esas pasarelas en altura son lo más futurista y avanzado que hay. Y para qué decir las carreteras. Me impresiona ver la parte de Vespucio que se convirtó en autopista y pensar en que la gente que vive ahí, ya no puede cruzar lo que hasta hace poco era su calle. Seguimos segmentando y haciendo cada día más fea la ciudad.
No puedo negar que es necesario el progreso, que algo hay que hacer con la cantidad de autos que aumenta y aumenta y con toda la gente que de alguna forma tiene que movilizarse. Pero por qué no seguir modelos de ciudades europeas que tienen carreteras alrededor de la ciudad y avenidas expeditas que llegan al centro, donde el paisaje no se perturba y tampoco hay tacos como aquí. Por qué imitamos a los europeos en superficialidades, y en las cosas que importan nos creemos lo suficientemente avanzados para no imitar a nadie. Pfff.
3. Los que no queremos cerca, pa la periferia !!: Y la mayoría de la gente piensa así. Y aquí, por favor veamos LOS ERRORES de los europeos. No me gustaría en lo más mínimo una ola de violencia como la que brotó en Francia, cuando los grupos segregados se aburrieron de que les tocara lo peor. Ghettos sociales, pésima infraestructura y sevicios... así no se puede vivir. Pero qué tanto se puede pedir en este sentido, si ni siquiera la calidad de las viviendas sociales es decente. En realidad, ni siquiera se puede hablar de calidad. Así, menos se puede pretender que les den espacios adecuados.
4. Y dónde está la vanidad: teniendo la excusa del bicentenario, con mayor razón alguien debería preocuparse de hacer grandes proyectos para embellecer la ciudad, hacer importantes construcciones que algún día se conviertan en la típica postal de Santiago. Ok, hay proyectos, pero hasta donde yo sé, ninguno es ashí muy artishtico que digamos. Lo que quiero es un Gaudí, un Hundertwasser... no me digan que es mucho pedir (jajajaja). Por último, si no hay ni un Gaudí ni un Hundertwasser, que haya alguien que se preocupe de preservar lo lindo que tenemos, de limpiar la ciudad (no sólo sacar basura, sino sacar taaaanta cosa que estorba a la vista, dar mayor uniformidad a ciertos barrios, etc.) y en especial de educar a la gente para que cuiden al pobre Santiago.
Si usted está pensando que muchas de estas ideas son irrealizables, seguramente está en lo correcto. Plata, siempre plata. Pero me pregunto yo si al final no se recuperaría plata si Santiago termina siendo una de las ciudades más lindas de latinoamérica, porque PODEMOS SERLO, COMPAÑEROS. Y cómo no va a haber gente a la que le apasione el tema. Tanto arquitecto cesante, que podría dedicarse a algo de lo que digo y después saldría en miles de reportajes sobre cesantes creativos y emprendedores. Porque todo esto es tarea de arquitectos. Qué se meten los ingenieros, ¡que dejan las cosas peores!
Y está más que claro que esta entrada pudo haber sido mucho mejor, que hay tanta cosa que quedó en el aire o tan mal explicada. Pero qué quieren que haga, si la vida del estudiante es así. La gramática y Stephen Dédalus me esperan. Oh, Stephen, Stephen...
Y todo esto es la rápida escritura de un monólogo que mi amiga Elvira tuvo la gentileza de escuchar.

domingo, 22 de octubre de 2006

Señor usuario:

Favor de dirigirse a la entrada del 19 de septiembre, recientemente editada.
Gracias.

jueves, 19 de octubre de 2006

Decepción, le dicen algunos...

Quizás sea por lo que ya les contaba del viejazo, por la crisis emocional que me predijo Maureen por allá por marzo cuando leyó mi mano, por mi pésima alimentación basada en tentaciones bastante alejadas de eso de la dieta balanceada y el aporte vitamínico (obvio que soda está sonando ahora en mi cabeza) o quién sabe por qué. La cosa es que me canso rápido, mi animo deja mucho que desear y estoy bastante desmotivada con la universidad. Una lata, en verdad. Además, como en serio me gusta mucho mi carrera, no se por dónde atacar la desmotivación, mas que nada porque ni intuía de dónde surgía. Pero las cosas están un poquito más claras.
Quizás todo se explica por el ambiente en el que estoy, por mis anhelos, por tantas cosas que he ido descubriendo desde hace un tiempo con algunas compañeras en conversaciones deliciosamente fructíferas.
Y aunque me gustaría comenzar este párrafo con un "quizás", mejor ir al grano. Resulta que me gusta mi universidad, mi carrera y mis compañeros. Pero no me conformo. Sí señores, quiero más. La gente es simpática, la carrera entretenida, pero qué pasa más allá (no
más allá del taca, eso ya lo sabemos) qué pasa con las inquietudes que se escapan de la malla, con los talentos que sin duda hay, con el dialogo y la discución, mierda !!! Todos van a sus clases (con suerte), sacan sus fotocopias y se van, siendo las únicas excepciones los seguidores del dios Taca y algunos personajes recurrentes pero que, para qué estamos con cosas, no aportan en nada más que en hacer que la facultad no se vea vacía.
Un humilde (¿?) intento por hacer algo contra esta situación fue el lanzamiento de MI MI MI MI MI revista de literatura erótica, la querida Tabú (siii la hice yooooo jajaja que bacaaaan), sobre la cual ya viene una entrada. Pero falta taaanto, taaaaanto que hacer. Y lo peor es que quizas todos los esfuerzos sean inservibles, ya que todo pasa por una motivación personal. Hoy terminó el coloquio de Diamela Eltit, con una concurrencia vergonzosa en las tardes, cuando los alumnos no pasan accidentalmente por afuera y entran porque no hay nada mas que hacer, ni tienen clases que capear. Y, claro, la carrera no es creativa, y uno de sus enfoque es justamente ese, participar de esta farandulilla literaria que me tenia embelezada, debo decir. Cómo no se interesan por un evento así, con exelentes teóricos, críticos y escritores, si es este el futuro por el que muchos entraron (entramos). Y esto puede sonar terriblemente snob, pueden acusarme de pretender pertenecer a una elite intelectual (como alguna vez lo hizo Maori jajajajaja y eso si que es antiguo), pero me hacen falta los literatos que andan con libros bajo el brazo, con lentes, shuper locos en la wena onda, el humo del cigarro (campo abierto a diversas interpretaciones), toda esa onda bien intelectualoide y bohemia, y algo así como la realización en masa del Club de la Serpiente (oh, Rayueeela, Rayueeeela).
Y resulta que no es sólo que la gente no esté ni ahí, sino que yo misma me he alejado de todo eso. Desde que entré a la U escribo considerablemente menos, no tengo la inquietud de estar buscando recitales de poesia, mesas redondas ni charlas varias hasta debajo de las piedras y para qué decir que ya apenas leo cosas por mi cuenta. Y todo esto me tiene, realmente, desanimada.
No era esto lo que quería.
Una de las cosas que buscaba era desarrollar mis gustos y talentos y aunque he aprendido mucho, aunque he conocido grandes amigos, poco es lo que me he podido desdenvolver en ese sentido por falta de oportunidades y gente interesada.
Ahora que ya cuento con personas que sé que están en la misma, y que estoy en una campaña sin fines de lucro para Ordenar Mi Tiempo, a ver si logro hacer de mi vida algo un poco más parecido a lo que esperaba de ella. Porque yo no estoy donde estoy para decir que salí de una buena universidad o sólo para pasarlo bien con mis amigos. Yo quiero hacer cosas, muchas cosas, vivir por ellas, llenarme de ellas y acostarme cansada pero feliz de todo lo que he logrado. Quiero escribir, escribir, escribir, leer, llevar lo que hago y lo que otros hacen a tooodos lados, comentar, opinar, investigar, aprender, mover a la gente y los sentidos, no quiero cansarme de sólo pensar en lo dificil que pueden resultar las cosas, no quiero desanimarme al ver el desinterés general, porque no soporto la conformodidad, el letargo y la falta de creatividad. Y por favor por favor por favor que las iniciativas sirvan de algo, miren que no quiero ser una vieja amargada y desmotivada que no hizo nada en su vida.