Tener una tienda y pretender seguir
haciendo cosas relacionadas con mi carrera es prácticamente un
suicidio. Horarios insufribles, mucho trabajo físico, más trabajo
mental y una disminución brutal de la vida social.
Pero de a poco se llega a un punto en
que el cuerpo y la cabeza se acostumbran, la rutina se hace cada vez
más llevadera y entonces, miles de posibilidades surgen. Nuevos
horarios, nuevos tiempos hasta ahora inexplorados, luces y ritmos que
no había sentido.
Claro, antes las noches del viernes y
el sábado eran para salir, a veces también había viernes chico,
los otros días salía en la tarde a juntarme con amigos a tomar
tecito o helado o cerveza o jugos ricos, quizás íbamos al teatro
(hipster), a una exposición (más hipster) o a la inauguración de
una exposición (ya, para). Todo lindo, todo fácil, todo
predeterminado.
Pero ahora es como vivir en el lado B de las cosas.
Aprovecho las mañanas como nunca en mi vida, soy la primera en
llegar a todas partes y hago todo rápido, me tomo días libres
cuando nadie lo hace, me arranco a la playa vacía, no tengo que
hacer fila para ir al Lugar de Moda (@LaJardín), puedo robarme rosas
y damascos de jardines de casas lindas sin que nadie me vea, no me da
vergüenza hacer ejercicio en las máquinas que ponen en las plazas y
cansarme en medio minuto o no saber cómo se usan porque NO HAY
NADIE.
Resulta que los días hábiles libres
son lo más cómodo del mundo y mucho más entretenidos que los
domingos. Siempre hay algo que hacer, pero pareciera que nadie lo
sabe. Hacer mi vida en esos momentos en que los demás se encierran a
no vivir sus vidas de lunes a viernes es como encontrar una playa
paradisíaca desierta.
Puedo escuchar música muy fuerte en el
departamento sin que nadie alegue, y puedo cantar por la calle sin
que nadie, aparentemente, escuche. Y algo que me encanta es que
muchas horas libres un domingo son infinitamente menos productivas
que una hora libre un miércoles en la mañana. Pareciera que el
inconsciente no quiere ceder, que me obliga a hacer cosas los días
de semana. Lo bueno es que esas cosas son tocar melódica, recortar
revistas para hacer collages, coser, probar y/o inventar recetas
nuevas, hacerme peinados con el shampoo y cosas por el estilo. Buena
onda.
2 comentarios:
La raja.
Es como ser los dibujos menos visibles de un dibujo truco de escher.
Cuando era chico siempre pensaba que la noche era ese momento, pero no. Estabamos equivocados.
¡Sí! Pensaba lo mismo de la noche
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