viernes, 29 de junio de 2012

El regreso

Escucho Holden con al lluvia de fondo. Al lado del computador, un cappuccino y un crepe de nutella del café de al lado. Estoy en la tienda de mi hermano y el movimiento de gente bajó notablemente esta última hora. Es un día más hogareño, parece. Y también parece que están todas las condiciones dadas para retomar mi blog. Me impresiona que pasara tanto tiempo desde la última entrada, no recordaba haber dejado de escribir hace tanto.
Estoy esperando a Rodrigo, el fotógrafo que hizo el lookbook de mi tienda de ropa, de pronta inauguración. Sí, tengo tienda de ropa. El sueño del pibe pero en mujer, me dijo una amiga. Creo que es el punto cúlmine de una serie de cambios que me llevaron a arriesgarme a usar mis ahorros que estaban originalmente destinados a otra cosa, mucho más incierta.
Qué grande que estoy. Ahora invertir tiene sentido, hasta más sentido que estudiar, por ahora. Nuevas prioridades, nuevas oportunidades, he ho, let's go. No, no es que deje los estudios de lado. Jamás. Pero parece que es necesario un marco para hacer las cosas. Un marco para poder tener libertad dentro de ese marco. Porque, miren cómo he madurado, la libertad así sin límites es como el vacío donde ni siquiera cabe la náusea (he estado leyendo a Bolaño).
Y, para qué andamos con cosas, no se trata de tirar el curriculum sobre la mesa, pero tengo 24 años, todavía lejos de los 25, y tengo, además de la licenciatura, un diplomado y un magister. Un respiro no me vendría mal, y ya me siento bastante segura de mis capacidades y de mis proyecciones como para dedicarme a estudiar sola antes de volver al mundo académico oficial. Me importa menos llenar mi curriculum y tener una respuesta para los que me preguntan qué estoy haciendo con mi carrera, y me importa más prepararme de la forma quizás menos oficial y productiva, pero más certera.
Quiero poner en primer lugar mi bienestar, mi aprendizaje, un ritmo de vida que me acomode y me haga feliz. También se trata de asumir las debilidades antes de hacerme la loca y ponerme metas absurdas. Siempre es bueno sentir que los demás están orgullosos de mí, pero es tiempo de que los demás estén orgullosos por las razones correctas, y si no, no me importa absolutamente nada. Solo hay una aprobación que me importa, y esa la tendré en la medida que sea y haga feliz.

1 comentario:

Lute dijo...

Te echabamos de menos.