martes, 26 de febrero de 2008

El video del mes

Hoy, señoras y señores, comienza una nueva sección en el Blog que ustéd eligió como su preferido.
Cada mes verán a su izquierda un video que tiene los méritos suficientes para convertirse en... tararararararararararararararannnnnnnnnnnn

EL VIDEOOO DEL MEEEES

Con un par de días de antelación, y para anticiparnos a Marzo con un deleite audiovisual para olvidar las terribles compras del salado mes, les presento a Thomas Fersen y su canción Louise. Para todos los snob picados a afrancesados, como yo, será un agrado escuchar a este talentoso cantante que, al ser hombre, airea la escena francesilla musical a la que asistimos gracias a las maravillas de internet y las descargas gratis, protagonizada por suaves y hermosas voces femeninas. Entre tanto Holden, Camille, Carla Bruni (que como señaló acertadamente Mabe, ya no nos gusta a los snobs porque es de la farándula), Vanessa Paradis y un cuanto hay de chicas bellas de bellas voces, Thomas Fersen es una nota distinta dentro de lo mismo, que al final es lo que tanto nos gusta.

Del video mismo no quisiera comentar demasiado. Sólo disfrútenlo a rabiar y veánlo hasta que sus ojos estén rojos. Sólo comentaré lo inevitable: NADA más delicioso que cuando se desliza por el sillón con forma de labios.
También les recomiendo el video de Hyacinthe

martes, 19 de febrero de 2008

Que nadie diga que este blog murió

Como mis fieles lectores (?) recordarán, hace bastante tiempo, por allá por septiembre de 2007, subí una entrada en la que manifiesto mi gusto por la soledad, bajo una fracesita de los tremendazos Doors como título. Ahora, y porque nunca es tarde, viene la contraparte.
Porque también disfruto de la compañía. Disfruto enormemente de la gente. Desde hace ya un buen tiempo, y después de estar al borde de odiar al género humano, elijo con pinzas a mis más cercanos para disfrutar de buenas compañías. También me permito elegir más irresponsablemente a personas que me caen tremendamente bien sin conocerlas, para pasar algunas tardes y algunas noches bien reídas, bailadas, bebidas, cantadas... como mande la ocasión.
Soy una persona que ama por sobre todas las cosas reír mucho y aunque es algo que puedo hacer sola (tantas veces he explotado de la risa en el metro, mientras escucho mi mp3 y recuerdo o pienso algo gracioso), es una maravilla compartirlo. Nada mejor que descubrir un lugar especial y hacerme asidua a él junto con alguien más. Sentir que alguien confía en mi y confiar en alguien -aunque cuento con los dedos de una mano (y me sobran) las personas a las que les confío cosas que usted, lector vulgar, no podría ni imaginar (uuuuh)- es una de Esas sensaciones indescriptibles. Simplemente matar el tiempo, hablar de nada, hacer tantas cosas que requieren de compañía...

Y, claro, la compañía de un joven apuesto es siempre agradable. El otro día, en una conversación muy “Amiguiii” con, cómo no, Maureen, comentamos que a pesar de todo, los hombres son lo mejorrrr. No, no me las doy de femme fatale (por favor), pero, qué quieren que le haga, si es algo que no se puede negar.

Reír es tanto más agradable si se hace con el Hombre con el que Quiero Estar en ese Momento (JAMÁS, repito, JAMÁS, tendría una relación amorosa en ninguno de sus grados de formalidad y compromiso con alguien con quien no riera), hay otras de Esas sensaciones indescriptibles que nada las reemplaza, y qué maravilloso es sentirse querida de esa forma, y querer de esa forma. Nada como amar los gestos de alguien y mirarlo mirarlo mirarlo y estar haciendo cualquier cosa, aunque sea sola, pero sentirlo cerca, sentir su olor, sentir sus ruidos, sus pasos por ahí, la forma en que abre y cierra las puertas, el sonido tan característico con el que se peina o cierra un libro o abre un cuaderno o se pone de pie.

Y es que hoy, con esto del matrimonio de mi hermana (de mi buena hermana, inocente y correcta, y no lo digo con tono de desagrado, sino describiéndola con todo cariño y respeto), me acordé de mi remoto pasado, de esos lejanos tiempos en que pensaba o pretendía casarme con El Hombre de mi Vida... el Único hombre de mi vida (!!!), en que pensaba que jamás pondría un pie en el lado oscuro del libertinaje, pensando que Todo era libertinaje (si, hablo de un pasado MUY remoto).

Resulta que ahora estoy lejos de aquello que alguna vez pensé para mi y que hoy está viviendo mi hermana. Y me gusta. He conocido a personas indescriptiblemente maravillosas, me he alejado de la cómoda y segura soledad para disfrutar de esas personas, y me gusta que entre esas personas haya algunas que traspasaron la línea de la amistad, que me han hecho pensar por momentos que la soledad es tan triste y asfixiante, y que me han dejado recuerdos que me hacen estar al borde de amar perdidamente al género humano. Y es que una de las maravillas de ser humanos es que podemos no estar solos de una forma que ningún otro ser vivo puede, e ir acumulando recuerdos a veces insignificantes pero que me hacen sentir que cada segundo valió la pena y que me recuerdan la fuerza y la belleza de lo que sentí en algún momento (¿no es increíble sentir cosas así?)

No es necesario hacer notar la interminable extensión de mis oraciones, el abuso de cláusulas (también interminables) y la avaricia con comas y puntos seguidos. Gracias.